¿Motivará esta pandemia un cambio en nuestros hábitos a largo plazo o aprovecharemos esta situación para volver a un crecimiento desmesurado sin respetar los pequeños logros conseguidos hasta ahora?
Al principio de la pandemia, intentando ver lo mejor dentro de la grave crisis sanitaria en la que nos encontrábamos, muchas personas nos esperanzamos ante una posible disminución de la contaminación. Ciudades vacías, una reducción de los vuelos internacionales de manera radical, disminución de la polución en las grandes urbes, etc. Es evidente que la pandemia ha generado la mayor caída en la emisión de CO2 de la historia aunque, según Inger Andersen directora del programa medioambiental de a ONU «El covid-19 de ninguna manera tiene un lado positivo para el medio ambiente».
Es cierto que en algunos países se han comenzado a ver iniciativas a favor del medio ambiente, impulsadas por el coronavirus: aumento del espacio cicable, peatonalización de calles para su uso, etc. Pero la ONU, por su parte, afirma que como resultado de la pandemia habrá un aumento de peligrosos desechos médicos. La NASA advierte que la disminución en las emisiones de gases como el CO2 necesitarían ocurrir durante un periodo de tiempo largo y sostenido para que pueda tener un impacto medible en el clima.
Y no solo eso, sino que todo el camino que habíamos recorrido en lo que se refiere al uso de plástico parece haberse difuminado. Hasta antes de la pandemia parece que la población estaba plenamente concienciada de los problemas de sostenibilidad.
Sin embargo, las necesidades de contención del virus nos han llevado a hacer un uso exagerado de plásticos, guantes, guantes para la compra, material de plexiglás (metacrilato) para proteger al personal de supermercados y diferentes comercios.
También se estima que cuando la economía reabra, volveremos a nuestros hábitos de producción y consumo desmesurados
De hecho, desde Greenpeace se están denunciado las iniciativas de determinadas comunidades autónomas para reactivar la actividad económica sin tener en cuenta la legislación medio ambiental. Greenpeace reclama que, respecto al uso del suelo, la construcción y el turismo, hay que recuperar grandes superficies de suelo perdido en el ladrillo y convertirlas en suelo útil para desarrollar modos de vida sostenibles tras la crisis del COVID.
Hay que reactivar la economía, es cierto, pero no a cualquier precio. Podemos ver por ejemplo, que esta crisis nos ha servido para apoyar a pequeños comercios, a realizar un consumo local que defienda a nuestros productores, por confianza, por cercanía, porque nos dejaban la compra en la puerta de casa y porque de alguna manera aporta una ayuda a la gente más cercana. Desde Greenpeace también se han lanzado campañas para animarnos a consumir pero un producto local, de cercanía; pidiéndonos que redefinamos nuestra manera de consumir. Teniendo en cuenta que, en lo que se refiere a alimentación deberíamos potenciar la producción local, de temporada y sostenible. Si pensamos en el sector moda debemos tener en cuenta que es uno de los más contaminantes del mundo (un 10% de la contaminación global) y ser consecuentes con nuestras decisiones de compra. Y sobre todo, con el consumo de los elementos de un solo uso que han proliferado tanto en esta pandemia. Una vez pasada la crisis tendremos que valorar cuales son necesarios realmente y de qué manera podríamos volver a ese buen camino del residuo cero.
Lado positivo:
Pero no todo son consecuencias negativas y debemos pensar que tal vez, más allá de los retrocesos medioambientales que se están llevando acabo, esta situación nos ha hecho pensar y replantearnos nuestro estilo de vida. Algo que antes de esta crisis tal vez no hiciéramos por falta de tiempo o voluntad.
Hay que tener en cuenta que esta crisis está motivando que tengamos por primera vez en mucho tiempo una conciencia de corresponsabilidad social que puede afectar a la manera en la que nuestras conductas afectan al mundo y más concretamente, al medio ambiente.
También es interesante tener en cuenta que esta crisis también nos ha hecho conscientes de que vivimos con mucho o demasiado (en especial, en la mayoría de países occidentales) pero que podemos vivir con menos y mejor. Dejar una huella ecológica menor, consumir menos y desplazarnos menos. Ser más conscientes con los productos que consumimos y con la manera en la que los consumimos.
Lo que está claro es que por primera vez, somos conscientes de que esta crisis planetaria nos hace ver más que nunca un hecho innegable: la necesidad de un cambio de sistema, de replantearse nuestras formas de vida, consumo, trabajo, relaciones sociales, la forma en la que cuidamos a nuestros mayores…
Según un estudio realizado por la empresa GfK para ECOVIDRIO ‘Los españoles y el medio ambiente en tiempos del COVID -19’ el 93% de los españoles encuestados considera que cuidar el medio ambiente será “importante o muy importante” una vez volvamos a la normalidad. Esperemos que todo esto no quede en opiniones de una encuesta y realmente llevemos a cabo iniciativas en esa dirección.
Si queréis profundizar un poco más en el tema, aquí os dejamos algunos artículos interesantes relacionados.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-52596472
https://es.greenpeace.org/es/noticias/redibujando-el-consumo-consume-si-pero-local/
https://ethic.es/2020/04/la-covid19-y-sostenibilidad-medioambiental-del-manana/
https://ethic.es/2020/05/danos-colaterales-de-la-covid-19-el-resurgir-del-plastico/